La gran manifestación de vida, que tuvieron los antepasados mocheros de los actuales pobladores, se encuentran en los restos arqueológicos de la Huaca del Sol y La Luna; a la que se puede acceder por la Campiña de Moche, que hoy en dia cuenta con un camino embloquetado.
Desde la Campiña se puede observar el Cerro Blanco, en cuyas faldas se encuentra la Huaca de la Luna, y a 500 metros de esta, la Huaca del Sol. Entre las cuales, se situaba el área urbana Mochica, donde vivía la gente del pueblo, que se dedicaban a la artesanía, la pesca y agricultura; actividades que fueron la base de su economía.
La ciudad de Moche fue un lugar ceremonial religioso, donde habitaban la gente de la élite moche.
En la cual se realizaron sacrificios humanos como pago a la naturaleza. Posiblemente para frenar los efectos del fenòmeno del Niño. Como comienzo del rito, se realizaba una batalla entre dos guerreros; y el perdedor era tomado prisionero y llevado al Área de Sacrificio para ser decapitado. Que luego su sangre era llevada por la Sacerdotisa hacia la autoridad mayor, que se encontraba en la zona sagrada, para ser usada como ofrenda para sus Dioses.
En este recinto podemos encontrar relieves en los muros, que representan un posible ataque de un felino hacia una mujer o un acto de zoofilia.
En el siguiente sector se encuentra el mural del Dios Ai Apaec, donde nos demuestran su conocimiento sobre las técnicas de grabado, modelado y su dominio en la policromía de las superficies, a base de óxidos de minerales.
El complejo fue construido en 5 niveles, que representan distintas épocas y gobernantes; en la sucesión de un gobernante a otro se edificaba un nuevo nivel. El último hallazgo, fue un mural, que nos sugiere una representación de la cosmovisión Moche. Un sector de la Huaca nos ofrece una vista panorámica del valle de Moche.
Cynthia Vásquez Castillo
Desde la Campiña se puede observar el Cerro Blanco, en cuyas faldas se encuentra la Huaca de la Luna, y a 500 metros de esta, la Huaca del Sol. Entre las cuales, se situaba el área urbana Mochica, donde vivía la gente del pueblo, que se dedicaban a la artesanía, la pesca y agricultura; actividades que fueron la base de su economía.
La ciudad de Moche fue un lugar ceremonial religioso, donde habitaban la gente de la élite moche.
En la cual se realizaron sacrificios humanos como pago a la naturaleza. Posiblemente para frenar los efectos del fenòmeno del Niño. Como comienzo del rito, se realizaba una batalla entre dos guerreros; y el perdedor era tomado prisionero y llevado al Área de Sacrificio para ser decapitado. Que luego su sangre era llevada por la Sacerdotisa hacia la autoridad mayor, que se encontraba en la zona sagrada, para ser usada como ofrenda para sus Dioses.
En este recinto podemos encontrar relieves en los muros, que representan un posible ataque de un felino hacia una mujer o un acto de zoofilia.
En el siguiente sector se encuentra el mural del Dios Ai Apaec, donde nos demuestran su conocimiento sobre las técnicas de grabado, modelado y su dominio en la policromía de las superficies, a base de óxidos de minerales.
El complejo fue construido en 5 niveles, que representan distintas épocas y gobernantes; en la sucesión de un gobernante a otro se edificaba un nuevo nivel. El último hallazgo, fue un mural, que nos sugiere una representación de la cosmovisión Moche. Un sector de la Huaca nos ofrece una vista panorámica del valle de Moche.
Cynthia Vásquez Castillo
